jueves, 21 de enero de 2010

El Duende y la Musa

El Duende y la Musa


Una triste mañana de invierno,
una guitarra sonaba en la lejanía,
el asombroso duende había regresado,
acompañado de su inseparable musa.

La agraciada musa del poeta,
el galán duende del músico,
ambos se han reunido en secreto,
creando la más bella partitura.

Exponiéndosela a los mortales,
para envidia de los eternos,
jamás un ser vivo la había sentido,
reservada siempre para los divinos.

El sol despunto por el horizonte,
alegrando los espíritus aventureros,
todos los seres quedaron deslumbrados,
ante esa gran melodía celestial.

Los ángeles abandonaron el arpa,
el viento del norte dejó de soplar,
el mar inquieto quedó en calma,
las sirenas renunciaron a cantar.

Invadiendo todos los sentidos,
respirando cada nota acariciada,
percibiendo la expresión de la poesía,
devolviendo la fe a los arrepentidos.


El mundo tal y como lo conocemos cambió,
las innumerables guerras dejaron de librarse,
los debilitados se hicieron fuertes,
la tristeza se convirtió en alegría.

Los hambrientos no pasaron más hambre,
los ricos repartieron sus riquezas,
los enfermos volvieron a estar sanos,
la maldad se transformó en bondad.

El poder de la música celestial,
tuvo el efecto por el cual fue creada,
el duende y la musa volvieron a desaparecer,
esperando no tener nunca que volver.

El recuerdo perduró para siempre,
pasando la evocación de padres a hijos,
gravada en fuego quedo la partitura,
la música recorrió el cielo eternamente.

Un mundo mejor todos pretendemos,
tenemos que poner de nuestra parte,
para escuchar la canción de la bondad,
dejando a nuestros hijos estas enseñanzas.

No querer para otro lo que no quieras para ti,
que la bondad prevalezca ante la maldad,
quien nade en la abundancia reparta ganancias,
y ante todo en la vida el amor a tu prójimo.




Juanma 21/01/2010

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